Son numerosas las noticias difundidas por los medios de comunicación relativas a complicaciones médicas debidas a la mala aplicación del tatuaje en la piel del paciente. En cualquier caso, siempre es recomendable acudir a profesionales debidamente acreditados. Sin embargo, también se están dando muchos casos en los que distintos sistemas lumínicos médicos se aplican para eliminar los tatuajes. El Dr. Mariano Vélez, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Láser Médico Quirúrgico (SELMQ), nos desvela las claves de una de las tendencias más importantes en el sector del láser médico quirúrgico.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el objetivo principal de la aplicación del láser médico quirúrgico en un tatuaje es su eliminación “con mínimos efectos secundarios y sin baja laboral”.
Para ello los sistemas o tipos de láser más aconsejables son los de emisión en QS y, más recientemente, en picosegundos (Ps), dada su mejor optimización de resultados. El Dr. Mariano Vélez explica que “existen diferentes láser Qs y Ps que emiten a diferentes longitudes de onda dependiendo del color a actuar (KTP 532 nm, RUBI 694 nm, Alejandrita 755 nm, Nd.YAG 1064 nm, y los polímeros (645 nm y 685 nm). Además hay otras opciones que se utilizan en algunos casos como los láseres ablativos, el láser de CO2 y el de Er:YAG y, a veces el IPL (Luz Intensa Pulsada). Estos últimos se utilizaron antes o como alternativa a los láseres en QS, pero los efectos secundarios y complicaciones eran mucho mayores”.
Cabe recordar que los sistemas ablativos habían sido utilizados antiguamente, pero los efectos secundarios posteriores tras su aplicación incluían la anómala calidad final de la piel. No quedaba nunca como la original, en argot técnico dejaba “un negativo”, y con una textura diferente. Por estos motivos, en la actualidad solo se utiliza puntualmente en casos muy concretos.
Características más destacadas
Adentrémonos un poco más para conocer estas soluciones. Por ejemplo, los láseres en emisión en QS o picosegundos “actúan mediante un efecto fotodisruptivo o fotoacústico sobre el tatuaje al actuar en emisiones de ns y picosegundos y potencias pico muy altas. Para su eliminación es necesario realizar varias sesiones”.
En cambio, en el caso de los ablativos “es mediante un efecto térmico de vaporización utilizando potencias pico inferiores (emiten en pulsado o continuo) su eliminación se realiza, por lo general, en una o dos sesiones”.
Según la propia experiencia del Dr. Vélez, los tatuajes con pigmento, tipo tinta china y carbonilla y amateur, son por lo general, más fáciles de eliminar.
Posibilidades de aplicación
La siguiente pregunta que podemos plantearnos es estos sistemas ¿son aplicables en cualquier tipo de tatuaje en cualquier parte del cuerpo? Efectivamente, los láseres de QS y picosegundos se pueden aplicar en cualquier tatuaje, “aunque con la limitación del color y la composición del mismo, siendo necesario saber que longitud de onda es la idónea”, matiza el Dr. Vélez. En el caso de los de picosegundos, “nos permite una mejor opción para los tatuajes multicolores o colores de mayor dificultad. Hay composición de tatuajes que nos limitan su uso, dado su efecto paradójico de cambio de color. Respecto al área corporal nos permite, por lo general, actuar en toda el área corporal aunque se debe de valorar la distribución del tatuaje, antes de tratarlo, para evitar complicaciones no deseables”.
También es de interés saber de qué manera se aplican estos láseres en cuanto a intensidad del láser, duración del tratamiento, sesiones. El Dr. Vélez nos informa de que “si nos referimos a los de emisión en QS o picosegundos los parámetros dosimétricos y características de los equipos y numero de sesiones variarán” dependiendo de:
• Tipo de tatuaje (Profesional/ amateur / cosmético /médico)
• Tiempo de evolución (antigüedad)
• Tipo de pigmento (Fe,Ti, composición, mezcla, etc)
• Densidad y concentración de pigmento
• Tamaño partícula del pigmento
• Multicolores (color / combinación de colores)
• Profundidad del pigmento
• Fototipos de piel
• Tratamientos previos
• Localización y extensión
En cuanto a la duración de cada tratamiento dependerá de la extensión. Si nos referimos al tiempo para eliminar el mismo “variará del número de sesiones teniendo en cuenta que se recomienda un mínimo de 2 meses entre sesiones”. Además, se ha observado que cuando se deja algún mes más, el blanqueamiento del tatuaje sigue mejorándose.
Por el contrario, existen perfiles de paciente que no puede someterse a la aplicación del láser en un tatuaje. El Dr. Vélez destaca:
• Aquellos pacientes que tengan expectativas no realistas respecto al tratamiento
• Pacientes que deseen su eliminación rápida y muy ansiosos en eliminación
• Pacientes que no vayan a cumplir los tratamientos
• Pacientes que no estén preparados psicológicamente a ser tratados
• Pacientes que tengan patologías o tratamientos que puedan alterarse por el tratamiento o que puedan inducir a una mala evolución del tratamiento.
Precauciones posteriores al tratamiento
Otro dato de interés para los pacientes es conocer las precauciones y pautas diarias que deben llevar a cabo postratamiento de manera inmediata y en los posteriores días. En el caso de los de emisión en QS o en picosegundos “se aconseja que deben de ponerse pomadas con corticoides y posteriormente un crema antibiótica (tapar la lesiones con apósitos adecuados) y, una vez eliminada la posible costra, evitar la exposición solar con filtros solares”, asegura Mariano Vélez. En el caso de cuidados para antes del tratamiento, se recomienda que no tengan exposición solar para reducir los efectos secundarios
Como norma general, no es necesario suministrar medicamentos salvo que exista una complicación que así lo requiera.
Sin embargo, el paciente debe someterse a chequeos periódicos para valorar nuevos tratamientos y evitar posibles complicaciones.
Motivos más comunes de su eliminación
El Dr. Vélez apunta que las causas más comunes que explican por qué los pacientes quieren retirarse el tatuaje incluyen posibles problemas laborales (policía en áreas determinadas etc…), porque no le gusta, porque desea remplazarlo con otro, por lo que expresa el mismo etc... Siendo, por ello, su efecto posterior físico o emocional.
El problema surge porque normalmente “desean quitárselo rápidamente, y eso es difícil, si desean quitárselo que forma segura y con muy bajas complicaciones”. En este sentido cabe tener en cuenta que las opciones rápidas utilizan los sistemas ablativos “y estos generan complicaciones difíciles de eliminar en muchos casos. Por lo tanto, hay un proceso más largo, lo que va en contra de su ansiedad de eliminarlo rápidamente, junto al coste económico”.
Ante todo, profesionales médicos
Desde aquí debemos lanzar a los pacientes que estén planteando eliminarse un tatuaje con láser el mensaje que acudan “a profesionales médicos que sepan realizar el tratamiento con los sistemas adecuados, no a estéticos, ni tatuadores, ni franquicias no médicas”. Además debemos transmitirles “paciencia, dado que es necesario realizar varias sesiones en el tiempo y dejarse llevar por las recomendaciones del médico”.
Del mismo modo, este profesional debe atesorar una buena “formación médica específica para poder aplicar el láser en este tipo de tatuajes con las máximas garantías de éxito”. Por ejemplo, debe conocer los tatuajes, sus características, opciones de tratamiento y en concreto, si es con láser, conocer el mismo, cómo aplicarlo y tratar sus posibles complicaciones.
Uno de los aspectos más importantes es saber de qué tipo de tatuaje se trata dado que esta evaluación afectará a la evolución en el tratamiento del mismo. Entre las tipologías de tatuajes más comunes encontramos:
• Decorativos: Amateur ó Profesional
• Cosmético ó estético
• Traumático ó accidental
• Medicinal
Así mismo, es esencial reconocer la composición de los mismos porque, por lo general, los pacientes desconocen la composición química de los pigmentos. Los tatuadores no acostumbran a especificarlo, lo que provoca que no se pueda orientar adecuadamente a los pacientes sobre la evolución y limitaciones en la eliminación del tatuaje, así como, el tiempo orientativo para la eliminación del mismo.